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"No se forzó ni se obligó a nadie, se vendieron coros, capiteles, frescos... se arrancaron de las paredes, se exportaron en camiones de tonelajes y de ahí a barcos para acabar en mansiones de California". David Felipe Arranz nos recomienda el libro 'El autoexpolio del patrimonio español. Cuando España malvendió su arte' de José María Sadia.
Un personaje "muy oscuro" y afincado en Barcelona, León Levi, se dedicaba a otear el patrimonio y, a través del estrapo, arrancaba los murales del siglo XIII de las iglesias y los vendía por unas 2.000 pesetas a algún pueblo de Gerona. Otro de los protagonistas de este expolio español es William Randolph Hearst que soñaba con arrancar todo y hacerse con el patrimonio que le gustaba y llevárselo a San Francisco. Su agente llegó a negociar con los pueblos para ver que se podía llevar.
José María Sadia habla de castidicidios por 28.000 dólares, depredadores de artes y falsos hispanistas "a los que les parecía interesante nuestro patrimonio para su posesión", destaca David Felipe Arranz.