En los mercadillos hay mucho arte, de eso no cabe duda. Lo tienen muchos vendedores, con originalísimas habilidades de persuasión, y lo tienen muchos compradores, que entran al trapo de los reclamos con una sonrisa y mucha sorna. En Benavente lo tiene también Marijose, una bailaora de flamenco que frecuenta el mercado porque tiene su academia por allí cerca. Después de más de 20 años enseñando a bailar a muchas generaciones de benaventanos, su sonrisa y su desparpajo son conocidos en muchos rincones de la ciudad, especialmente entre sus vecinos de los jueves, los vendedores ambulantes, pertenecientes a la comunidad gitana en la mayoría de los casos y por ende también amantes del flamenco.