Se dice que todo entra por los ojos, pero al olor de unas rosquillas fritas recién hechas no hay quien se resista. Eso lo sabe bien Alberto, repostero del norte de la provincia de Palencia y asiduo vendedor del mercado de Aguilar de Campoo. Gran parte de los dulces que ofrece, sobaos, magdalenas o quesadas, los elabora en su obrador de Pomar de Valdivia, pero al mercado se lleva la masa de las rosquillas preparada para freírlas delante de sus clientes. El olor a anís impregna toda la plaza de España de la localidad, donde cada martes se celebra el tradicional mercado, por lo que la clientela está así asegurada.