El mercado de Cantalejo se trasladó durante la pandemia a las afueras del pueblo, una ubicación que lo hacía más accesible para muchos vecinos, pero ahora ha vuelto a las intrincadas calles del centro, cerca del resto de comercios y servicios, como la peluquería de Pinar, la más antigua de Cantalejo con casi 40 años. Sus clientas son auténticas feligresas. No es difícil encontrar en Cantalejo algún descendiente de las muchas familias de trilleros que hubo en la localidad y que fabricaban trillos para toda España. Gaudencio guarda aún alguno, además de herramientas, fotografías y muchos recuerdos de esa época.