Las iglesias románicas esconden en sus sillares huellas que nos permiten conocer como fue una época convulsa de nuestra historia. De hecho, los templos no solo estaban dedicados a la fe, sino también a la vida social. Capiteles, alquerques, capiteles y marcas en las paredes permiten reconstruir la vida tal y como era y entender que además del trabajo, también había tiempo para la diversión. De hecho, la Fundación Santa María la Real ha reconstruido y recuperado el antiquísimo juego del alquerque.
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