Emprender en Castilla y León es una posible y muy tentadora opción y por eso muchos deciden probar suerte en el medio rural. Es el caso de Guillermo Jiménez que, a sus veintisiete años, ha cumplido uno de sus grandes sueños de vuelta a su pueblo. Rodeado de cabras, y sin miedo al trabajo, ha dejado atrás una vida como emprendedor en Madrid, para aprovechar la oportunidad que le ha brindado el sector primario. Montó su primer negocio en Madrid, una empresa de mantenimiento de piscinas, pero no ha dudado en dejarlo todo para empezar de nuevo en Navarrevisca. En su tierra, un municipio medieval ubicado en la Sierra de Ávila, Guillermo es ahora ganadero de caprino y, sin dejar de lado las tareas agrícolas, cuida a diario de sus cerca de 500 cabras. La jubilación de los antiguos propietarios le ha hecho cambiar el rumbo de su vida y, gracias a él, no ha desaparecido la única explotación caprina que hay actualmente en el pueblo.