Las paredes de las iglesias no siempre estuvieron desnudas. En el románico era habitual pintar en ellas diferentes motivos que, dependiendo del lugar del templo, servían para lanzar un mensaje. En la antigua sala capitular de El Burgo de Osma, dragones en su techo advierten de que el demonio está descendiendo a la tierra. En la Iglesia de San Miguel de Gormaz, que aún queda pendiente la última batalla entre el bien y el mal.
Hemos visitado San Vicente, en Ávila, dónde se encuentra el primer cómic de Europa esculpido y pintado en un monumento funerario y, en El Prado, pinturas arrancadas de Segovia, crean una cápsula que permite viajar al paraíso. Muchas de estas pinturas estuvieron a punto de desaparecer y es un verdadero milagro que aún pervivan.
Otros temas:
- El retablo de San Nicolás de Burgos, único en Europa.