El Auditorio San Francisco de León es un superviviente. De hecho, es el único superviviente de aquellos teatros que durante el siglo XX sirvieron como salas de cine para los leoneses. Su historia es la historia de una ciudad. Nació para el tiempo de ocio de los más humildes, durante la Guerra Civil fue ocupado y más tarde, en los años 60, se convirtió en el vivero de los grupos musicales de un León muy activo culturalmente. Cuando la música se apagó, estuvo a punto de cerrar sus puertas, pero hace una década la compañía Diadres decidió convertirlo en un rebelde: un teatro gestionado por actores para actores. Toda una historia, la del San Francisco de León, que debe ser contada.