El cristianismo ha estado siempre vinculado a las reliquias, que nos acercan a las divinidades. Durante la contrarreforma de los S. XVI y XVII muchos nobles se obsesionaron con acaparar el mayor número de reliquias y dotarles de una dignidad. Así nacieron algunos de los mejores relicarios de Europa, que en Valladolid alcanzan su máximo esplendor. Dos de ellos vinculados a los Jesuitas: El de Villagarcía de Campos y el de la Iglesia de San Miguel y otro en la localidad de Olmedo. Obras de arte únicas que suponen una conexión directa con los santos.
En el año 1992 se realizaron las últimas Mojadas de Caballar. Un ritual que consiste en sumergir dos cráneos en una fuente para invocar las lluvias y que solamente se desarrolla en casos excepcionales.