Cualquier obra de construcción o demolición genera toneladas de escombros... Esos desechos se reciclan en plantas especializadas. En Castilla y León existen 25 plantas. Javier Llorente, presidente de la Asociación de Gestores de Residuos de Construcción y Demolición (Agerdcyl), calcula que "en los años del boom, había una tonelada por habitante y año, ahora estamos en torno a 500.000 toneladas".

Una de ellas es la de Recso, en Valladolid. A sus instalaciones llegan 25.000 toneladas anuales. Se pesan, y empieza el cribado. Desaparece la arena y el polvo, después los metales y el resto de materiales que se cuelan. Según explica José  Llorente, director técnico de Recso, "si ha pasado algún impropio aquí lo quitamos materialmente, previo al machaqueo para hacer el producto final.

Aprovechan el 95% de los escombros. Cuando termina el proceso se convierten en zahorras, un material que regresa a la obra, por ejemplo, "para hacer caminos, para hacer explanadas, cualquier tipo de obra que sea susceptible de utilizar zahorras y elementos de drenaje", añade Llorente.

La Junta de Castilla y León regula la gestión sostenible de estos recursos. En las obras públicas deberán usarse un 10% de áridos reciclados que saldrán de estos enormes montones. "Estamos evitando que haya vertederos incontrolados y estamos recogiendo estos residuos que para nosotros es un recurso", explican desde la Asociación. El material lo compran las empresas de construcción, y se ahorran recursos naturales.

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