La retención del talento es uno de los grandes desafíos que están afrontando las empresas. Un concepto que hace años estaba estrechamente vinculado con la retribución salarial, pero en el que ahora, sobre todo, con los trabajadores jóvenes, entran en juego muchos más factores. La conciliación o el aspecto social son alguno de ellos.
La problemática sobre la retención del talento surge por dos motivos: la diferencia entre natalidad y jubilaciones, porque hacen falta más profesionales de los que se están produciendo. La nueva generación de trabajadores ha traído también un cambio social en la estructura de valores. Antes se adaptaba la vida al ámbito laboral y ahora se prioriza lo contrario, se debe adaptar el trabajo a la vida personal. El interés ha dejado de ser únicamente económico y tanto la conciliación como la seguridad psicológica o la personalización son clave para comprometer ese talento.
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