Rodeado de amigos o de desconocidos, uno puede reirse a carcajadas en un taller de Risoterapia. La monitora es la encargada de guiar a los alumnos. Porque, aunque reir parece fácil, no siempre estamos dispuestos a ello.
Existen tres sentidos que frenan la risa, tal y como nos explica Natividad Martín, monitoria de Risoterapia y Yoga de la Risa. "Son el sentido del ridículo, el de la vergüenza y el de lo absurdo". Si conseguimos desbloquearlos, la carcajada está garantizada.
En este taller de Risoterapia está prohibido taparse la boca. El primer paso es familiarizarnos con la sonrisa. Por eso los participantes se presentan uno a uno con una pajita metida en la boca. Nuestros músculos se van familiarizando con la forma que adquiere la boca cuando nos reimos.
A partir de ahí todo viene rodado. No hay ni un solo segundo que no esté marcado por las risas. Los participantes reconocen que son los 45 minutos más divertidos que han vivido durante la semana. Porque reir no sólo mejora nuestra estado de ánimo, también nuestra salud.
Lo ventajoso de la risa es que además se puede practicar en cualquier sitio. Así que, ante la adversidad, no se olvide de sonreir.
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