Son sacerdotes que han muerto durante la pandemia. Hoy les han podido por fin hacer una misa funeral. El coronavirus también ha tocado a la comunidad religiosa.
Conversamos con Javier, capellán del Hospital Rio Hortega quien ha estado en primera línea. No ha podido dar la extrema unción a los fallecidos pero en muchas ocasiones se ha convertido en el canal de comunicación entre enfermos y familias.
Su principal cometido ha sido el de acompañamiento, el de escucha y por eso hay vivencias que se le han quedado grabadas en la memoria. Aunque ha sentido miedo al contagio y ha perdido a un compañero; el ver trabajar a los sanitarios ha sido su particular inyección de valentía.
Sabe que el camino estará lleno de baches pero él seguirá al servicio de todos aquellos que le necesiten.