El palmarés de Sabina Asenjo es extenso. A sus ocho campeonatos de España de lanzamiento de disco hay que añadir la plusmarca nacional en esta modalidad, lograda en 2015 y revalidada en 2016. Pero su vida hoy en día es muy diferente. Ha vuelto a su casa de Lillo del Bierzo, donde cuida de sus dos hijos pequeños.
Allí la podemos encontrar acunando a Tristán, el más pequeño. Apenas tiene unos meses, pero su marido aún no ha podido conocerlo. Trabaja en Nueva Zelanda, donde han pasado los últimos cinco años, y el cierre de fronteras derivado de la pandemia le ha impedido viajar a España. "Decidimos que la mejor opción era que yo viniera y que, cuando las cosas estuvieran mejor, cuando se pudiera viajar o se pudiera entrar en el país sin necesidad de cuarentena, nos volveríamos otra vez", explica.
En su casa familiar, la habitación en la que guarda todos los recuerdos de su trayectoria como atleta es el lugar de juegos favorito de Martín. La vuelta a su tierra ha motivado que el regreso a la competición sea una realidad. "Cuando me quedé embarazada no sabía si retirarme o si volver. Me acuerdo que Manolo, mi entrenador, me dijo que tenía que volver, aunque solo fuera para retirarme", recuerda Sabina.
La berciana no se marca ningún objetivo. "Es verdad que hay mujeres que después de la maternidad vuelven mejor que antes, pero tampoco me lo quiero plantear así". Y es que sus prioridades han cambiado mucho desde que en 2016 participó en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. "Sería un poco egoísta por mi parte querer ir a unos Juegos cuando ya he estado y ahora tengo hijos a los que me apetece dedicar tiempo", añade.
Entre recuerdos y juguetes confía en que su marido pueda volver a casa en Navidad. Un "regalo" inmejorable mientras continúa preparando el adiós a toda una vida dedicada al atletismo.