En Valladolid, los farmacéuticos objetores de conciencia están registrados en su colegio oficial. Hacen uso de esa objeción cuando tienen que vender medicamentos como la píldora del día después.
También hay objetores entre los médicos. No están obligados a registrarse, pero los centros de salud conocen su postura para garantizar la atención al paciente.
También existen las pseudo-objeciones. Las utilizan médicos que no dispensan la píldora como castigo. Porque consideran que no es urgente o ven una conducta irresponsable.
Por un lado prima el derecho a la asistencia del paciente. Por otro, el derecho a objetar del profesional sanitario.