SIETE DÍAS

Afganistán, 10 años de una guerra interminable

  • El 19 de octubre de 2001 tropas de EEUU entran en Afganistán desde la frontera de Uzbekistán, comienza así, la guerra más larga del país norteamericano.

Rubén de Vicente

La guerra de Afganistán dura más que la de Vietnam. Han pasado diez años desde que George Bush ordenara la invasión del país de los talibanes sin que se haya logrado borrarlos de la faz de la tierra. Una década después, la actividad insurgente continúa y no se ha conseguido desarrollar el país a pesar de los esfuerzos de 43 naciones, entre ellas España.

OCCIDENTE EN GUERRA

El atentado contra las torres gemelas perpetrado el 11 de septiembre de 2001 dio un vuelco al panorama internacional. La comunidad internacional no estaba dispuesta a permitir la supervivencia de quienes albergaron a los autores del 11-s y a sus líderes, especialmente Osama Bin Laden. Con la venia de Naciones Unidas, el 7 de octubre de 2011 los cazabombarderos B-52 abrieron sus vientres sobre Afganistán.

El 19 de octubre fuerzas terrestres entran en el país en helicóptero desde la frontera de Uzbekistán. Eran los primeros de las decenas de miles que se abalanzaron sobre los talibanes. En dos semanas conquistaron el Norte. En menos de un mes tomaron Kabul, la capital. A finales de 2001, los talibanes se habían visto reducidos a las cadenas montañosas de la frontera con Pakistán, como la sierra de Tora Bora, a la que sometieron a intensos bombardeos al creer que allí se hallaba Bin Laden.

A partir de principios de 2002, la resistencia talibán quedó reducida a pequeños bastiones en el sur y a la actividad terrorista. El año siguiente, la apertura de un nuevo frente en Asia iba a cambiar el curso de la guerra afgana.

En 2003, Estados Unidos atacó Irak. La segunda guerra abierta iba a repercutir en la primera. Washington tuvo que dividir sus recursos militares y los talibanes afganos consiguieron atraer a más radicales a sus filas. Aún así, en 2004 pudieron celebrar unas elecciones en las que Hamid Karzai fue elegido presidente.

A mediados de la década pasada el conflicto se estancó y aumentaron los atentados y las escaramuzas de la insurgencia. A pesar de ello, la misión en Afganistán viró su estrategia en 2006. La OTAN se hizo cargo de la operación, más encaminada a fortalecer la seguridad y a formar unas fuerzas locales capaces de hacerse cargo del país. 43 naciones pusieron a disposición de la Alianza a cerca de 130.000 efectivos, entre ellos, 1.500 españoles.

Simultáneamente al nuevo rumbo bajo la OTAN, Estados Unidos mantuvo las misiones de combate con operaciones a gran escala, como Mostarak, en la que batió a los talibanes en la provincia de Helmand a finales del año pasado. En mayo, un acontecimiento en el vecino Pakistán cambió el destino de las fuerzas internacionales en Afganistán. El anuncio lo realizaba el actual presidente de EEUU, Barack Obama: “Bajo mi mando, Estados Unidos ha lanzado una operación coordinada contra un complejo en Abotabad, Pakistán. Un pequeño equipo de estadounidenses ha desarrollado la operación con una habilidad y una valentía enormes”. “Tras un tiroteo, han matado a Osama Bin Laden y han capturado su cadáver”.

Abatido el hombre más buscado, Obama anunció dos meses más tarde una aceleración de la retirada de sus tropas. El resto se quedarán hasta 2014, como acordó con la OTAN. Para entonces las fuerzas de seguridad afganas habrán de poder hacerse cargo como así lo anunció el Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen:  “Nuestra meta de que las fuerzas de seguridad afganas puedan ejercer la responsabilidad en todo Afganistán está clara. Sin embrago, creo que es más importantes que la población afgana y sus vecinos sepan que mantenemos nuestro compromiso y que no les vamos a abandonar en un vacío de seguridad”.

Por el momento, las tropas españolas comienzan el repliegue en 2012. Nuestros 1.500 militares regresarán a casa en un lapso de entre doce y dieciocho meses, un camino que seguirán los de el resto de potencias europeas. Dejarán así un país en el que se ha librado un guerra más larga y cruenta que la de Vietnam, en la que ha dejado sus vidas 2.700 soldados, entre ellos 98 españoles, un sacrificio alabado en los países de origen.

En conclusión, en diez años ni han terminado los combates ni se ha conseguido desarrollar el país. Aún quedan tres años para dejar todo en manos de los afganos, poco tiempo para corregir lo que no se ha logrado en una década.