Si de algo puede presumir Castilla y León es de patrimonio. Habitada por toda clase de pueblos, sería imposible entender nuestro origen sin el legado romano: sus vestigios dejan huella en las nueve provincias de la comunidad. Un notable legado que nos ayuda a entender quienes somos, cuáles son nuestros orígenes y que supone un destacado atractivo cultural, social, y también económico. Su huella atrae a miles de turistas cada año. Hoy queremos hacer un repaso por la herencia que nos dejó esa cultura: el estado de conservación de sus vestigios deja claro el poder del Imperio en nuestra comunidad.

Sus trazos, en Clunia o Numancia, nos descubren su forma de vivir y de trabajar, que aunque solo queden ruinas, nos dejan un acervo histórico que se sigue manteniendo y por el que parece no pasar el tiempo gracias a la calidad arquitectónica. Nuestra comunidad tiene además un total de 16 villas romanas conocidas, aunque podría haber muchas por descubrir. Y sobre todo nos dejaron infraestructuras como puentes o calzadas que se utilizaron durante siglos y que, incluso ahora, marcan muchos diseños de las actuales carreteras

Lugares históricos que son patrimonio de todos, que parecen desafiar las reglas de la arquitectura y que describen un pasado que sigue vivo.

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