ECONOMÍA

Cascajares vuelve a sus orígenes en su fábrica provisional de Valladolid

Tras el incendio que arrasó su planta de Dueñas, en Palencia, la compañía ha montado esta fábrica de campaña. Sin máquinas, como en los primeros tiempos, todo para salir del paso y garantizar la respuesta a sus clientes

Lidia Corral

A pocos días de que se cumpla un mes desde el gran incendio que destruyó sus instalaciones, Cascajares empieza a coger velocidad. Lo hace desde su planta provisional en La Cistérniga, en Valladolid. Hoy hemos entrado para ver cómo se han adaptado.

A las 3 de la mañana, el sueño saltó por los aires. "Fue muy triste ver cómo estaba ardiendo nuestro queridísimo Cascajares", lamenta Alfonso Jiménez, presidente de la compañía. Tres décadas de historia quedaron reducidas a ceniza en menos de una hora. No quedó producto ni maquinaria. Pero no se rindieron. Después de una crisis económica y la del COVID, con esta no iban a darse por vencidos. En ese momento tomaron una dura decisión: allí no podían hacer nada. Convocaron el comité de crisis y empezaron a articular el nuevo Cascajares.

Será una planta muy moderna, digital. Con grandes sistemas para garantizar la seguridad de trabajadores y también hacer frente a futuros incendios. Volverá a estar en Dueñas. Verá la luz en septiembre, pero mientras tanto, es fundamental seguir sacando producto y para eso, cuentan con grandes aliados en una fábrica improvisada en Valladolid.

Allí trabajan como artesanos, a mano, y uno a uno sacan sus palitos rellenos. En esta planta esperan alcanzar el 50 por ciento de la producción, una cifra asombrosa si se tiene en cuenta que se levantó en apenas 15 días. Poco a poco irán sumando nuevas líneas. En marzo esperan que el 90% de la plantilla ya se haya incorporado.

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