Entender una factura eléctrica siempre ha sido complicado, pero ahora lo es todavía más. Cuando nos acostumbrábamos a hablar de horas valle, llana o punta, se suma una nueva variable. La compensación por el tope al gas.
El mercado eléctrico español es marginalista, se realiza un proceso de casación entre la oferta (plantas de producción) y la demanda (consumidores, a través de las comercializadoras). Las plantas de producción siempre son las que marcan el precio y ofertan precios basándose en los parámetros fundamentales de costes de producción. Entran en casación en función de los precios que ofertan. Así, las nucleares, cogeneración, residuos, biomasa, geotermia, minihidráulica, solares, hidráulica, Eólica, son las que primero participan en la casación por tener una materia prima más barata y por el hecho de no ser gestionables.
Cuando la demanda requiere más producción, entran las plantas de Ciclo Combinado, que utilizan gas, y el carbón. Ambas sí son gestionables. Por los tanto, en situaciones de elevada demanda y/o escasez de oferta de renovables (poco viento, poca capacidad hidráulica...) son las centrales de Ciclo combinado las que marcan el precio para toda la energía que, como consumen gas, al final es el precio del gas quien determina el precio de la electricidad. Esto provoca una "sobre retribución" al resto de tecnologías, ya que el precio de casación es el que cobran todas las plantas de producción con independencia de su tecnología.
Guerra de Ucrania y su impacto en el gas
En la actualidad está pasando que debido a la guerra de Ucrania el precio del gas pasó de 15 €/MWh a 300 €/MWh en los mercados europeos, cosa que impacta de una forma drástica en el precio final de la electricidad y hasta la fecha así está en Europa con precios por encima de 400-600 €/MWh.
Excepción ibérica
Para intentar desacoplar el gas del precio de casación, se ha impuesto el precio al que deben ofertar el gas las plantas de Ciclo Combinado: 40 €/MWh. Posteriormente, se valora el diferencial de este coste con el que realmente está en el MIBGAS (Mercado ibérico de Gas) y se realiza una traslación de dicho sobrecoste al consumidor final, pagando a las centrales de ciclo combinado lo que realmente han funcionado. Es por esta razón que en España el precio en el mercado mayorista es menor que en el resto de países europeos, aun considerando la compensación adicional del coste del ajuste del gas. El precio final para el consumidor español es menor, aunque muchísimo superior al de hace un año.
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