En 2009 se realizó en Castilla y León el primer estudio sobre los hábitos y estilos de vida de los adolescentes de Castilla y León. Cuatro años después se ha repetido el método para evaluar si los jóvenes han cambiado en algo.
El año pasado, durante el mes de abril, se llevaron a cabo 870 encuestas a adolescentes de entre 14 y 18 años con preguntas muy diveresas. Desde cuestiones relacionadas con el ámbito sexual, hasta costumbres alimenticias, consumo de alcohol y tabaco. Todo lo necesario para saber cómo se comportan nuestros jóvenes.
El objetivo es prevenir. De las enfermedades infecciosas hemos pasado a las enfermedades crónicas. Conocer cuál es el patrón saludable permitirá establecer una hoja de ruta para dar esquinazo a patologías como la diabetes, la hipertensión o las enfermedades cardiovasculares.
La principal de las conclusiones es que los jóvenes se comportan en base a su edad. La revolución hormonal que experimentan provoca que no vean ningún tipo de peligro en su manera de actuar.
Este estudio, elaborado por el Observatorio de Salud Pública de la consejería de Sanidad, ha permitido saber que entre 2009 y 2013 ha aumentado el número de jóvenes que mantienen relaciones sexuales sin ningún tipo de protección. El 32,6% de los adolescentes entre 14 y 18 años admite practicar sexo. De ese porcentaje, un 5,65% no utiliza método anticonceptivo alguno.
No es la única actitud de riesgo que mantienen. Uno de cada seis menores reconoce haberse subido a un vehículo con un conductor bebido y sólo el 28% utiliza siempre el casco cuando monta en moto.
Actitudes que no difieren mucho si se vive en el medio rural o en el urbano pero sí si es chica o chico. Las adolescentes fuman y beben más, practican menos deporte y se alimentan peor. El sedentarismo es otro de los graves problemas entre los jóvenes. Las redes sociales han dado paso a otra manera de comunicarse.