En Siria, tensa calma después del anuncio de reformas anunciadas por el Gobierno. Con estas medidas, el régimen sirio trata de apaciguar los ánimos tras una semana de incidentes violentos que han acabado con cerca de medio de centenar de muertos.

Miles de sirios marchan en procesión por las calles de Deera, al sur del país. Gritan que la sangre de los mártires no se derrama en vano. Portan los féretros de algunos de los fallecidos en las protestas que el régimen del presidente El Asad se ha encargado de acallar a través de una brutal represión. El gobierno lo niega, y lo atribuye a la violencia terrorista. "Quiero pedir a los medios de comunicación de todo el mundo que sean honestos con las noticias y los acontecimientos" ha afirmado Bouthaina Shaaban, consejera del Gobierno.

Para que la llama de la revuelta no se extienda, el Ejecutivo sirio ha anunciado una serie de reformas aperturistas que afectan desde los partidos políticos a los medios de comunicación, pasando por un aumento de los sueldos públicos.

En la calle lo han celebrado con júbilo. Pero no está claro si esto servirá para sosegar la sed de libertad del pueblo. "Las palabras son palabras y obviamente se verá si eso se lleva a cabo. Estamos profundamente preocupados por las muertes y la violencia civil", ha manifestado un portavoz del Gobierno de Estados Unidos

El tiempo dirá si la mecha de las revueltas prende definitivamente en Siria.