La nueva Ley de Pesca divide al sector en una orilla y otra. Federación y asociaciones deportivas la apoyan, mientras que el pescador tradicional se opone radicalmente. El motivo es que la legislación presentada casi anula la pesca con muerte. Una propuesta que la Junta cree imprescindible para mantener vivos los ríos, mientras que diversas asociaciones ribereñas apuntan que fomentará el furtivismo y aumentará la crispación del medio rural.