Las pacíficas protestas contra Mubarak se han convertido en un enfrentamiento civil. Los partidarios del presidente, armados con cuchillos y palos, han irrumpido en la plaza de Tahrir donde se asientan sus detractores, entre ellos mujeres y niños.
Han montado barricadas para defenderse de los ataques de los cócteles molotovs y de las piedras, aunque durante la noche también se han escuchado disparos. Algunos testigos aseguran que entre los partidarios de Mubarak hay policías.
El ejército, hasta ahora mero espectador, intenta dispersar a la multitud, pero ni los heridos ni los muertos han amedrentado a la población.
"Seguiremos y no abandonaremos hasta que Mubarak dimita. Creo que no va a aguantar en el poder más de 24 horas", dice uno de los detractores del régimen.
"Esto no es sólo una rebelión para derribar el régimen, es una lucha por nuestra dignidad. Necesitamos justicia y debemos castigar a los que han cometido crímenes contar la humanidad", añade otro.
No van a parar y además van a contar con el apoyo de los Hermanos Musulmanes, que han anunciado que se sumarán a las protestas si Mubarak no se va.
La Unión Europea, que hasta ahora ha mantenido una postura casi de mero espectador, ha endurecido su discurso. En un comunicado conjunto, España, Francia, Alemania, Reino Unido e Italia exigen a Mubarak una transición inmediata y que garantice la seguridad de los ciudadanos.
Investigación por la muerte de los manifestantes
El primer ministro egipcio, Ahmed Shafiq, ha ordenado que se investigue la muerte de manifestantes contrarios al presidente Hosni Mubarak en la plaza Tahrir y ha asegurado ante la televisión estatal que no habrá nuevos episodios de violencia en El Cairo.