Los incendios forestales son incendios grandes, incontrolados y potencialmente destructivos. Pueden extenderse rápidamente, cambiar de dirección e incluso 'saltar' a grandes distancias cuando el viento lleva las brasas y las chispas.
La vestimenta es fundamental para garantizar su seguridad, por lo que debe cumplir una estricta normativa de seguridad.
Características básicas
El mono o buzo que utilizan los agentes forestales en sus intervenciones, está fabricado con tejidos especiales que cumplen una estricta normativa que asegure su protección. Está confeccionado con tejido ignífugo, que proteja cuello, torso, brazos y piernas. Este material es sometido a la prueba de la llama para comprobar que no se funde, ni fluyen gotas ni se perfora. El hilo empleado en las costuras también es de fibra ignífuga de alta resistencia.
La prenda se cierra con cremallera o velcro ignífugo. Nunca con botones, de tal manera que no puedan quedar aberturas. Para una mayor protección, se recomienda que el diseño del traje sea holgado, permitiendo la existencia de una cámara de aire entre el cuerpo y el tejido. También se recomiendan refuerzos en zonas de mayor tensión y fricción como codos, piernas y culera, estarán reforzadas.
La ropa irá provista de bandas de alta visibilidad en torso y extremidades, para permitir la localización del personal en trabajos de baja visibilidad o nocturnos.
El calzado debe estar fabricado con cuero y materiales textiles; los guantes irán cosidos con hilo ignífugo de gran resistencia con los refuerzos necesarios de doble puntada en las zonas de mayores esfuerzos.
Otro básico es el casco. Debe estar construido con materiales no inflamables, ni metálicos, ni conductores de la electricidad, sin deformaciones permanentes a temperaturas próximas a los 150 grados. Además del traje, para una mayor protección del agente, este debe llevar un pasamontañas o cubrenucas.
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