Se trata de uno de los pueblos más significativos de la comarca de La Moraña, situadO en el norte de la provincia. Actualmente el municipio cuenta con una población de 1441 habitantes (728 hombres y 713 mujeres).
Rodeada por un mar de mieses o surcos, emerge como una isla la villa histórica de Madrigal de las Altas Torres. Una muralla carismática rodea el caserío, tan solo escapa a ese cerco el monasterio de Extramuros.
La milenaria vigía, la gran atalaya, es la torre de San Nicolás, que con sus 65 metros de altura es uno de los epicentros del callejero radial, en buena parte empedrado. Aunque el origen de Madrigal es un misterio (tal vez árabe, puede que visigodo), su importancia crece como bastión defensivo en la vieja frontera con el reino de León.
Entre sus abundantes monumentos destacan un palacio real, cuatro iglesias, dos conventos, el real hospital, la muralla con sus cuatro puertas, casas palaciegas y solariegas.
Pero la altura no se mide solo en sus torres, sino en sus personajes. El más elevado de todos: la gran reina Isabel I de Castilla, La Católica, nacida en esta villa de realengo en 1451. Junto a ella, humanistas, eruditos, santas... hasta conspiradores ambiciosos de un reino.
La Historia de Madrigal a menudo no puede disociarse de la naturaleza, solo humilde en apariencia, que combina el paisaje del llano con el paisaje del cielo. Es el hábitat de un verdadero zoológico aéreo en una de las zonas ZEPA más grandes de Europa, con especies emblemáticas como la avutarda (el ave más pesada capaz de remontar el vuelo), el cernícalo primilla o el elanio azul, entre otras rapaces y esteparias. Con razón el Rey Juan II de Castilla y el talentoso teólogo Alonso “El Tostado” fueron por estos pagos dos grandes halconeros.