El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, más conocido por sus siglas, TDAH, debuta en la infancia, pero puede mantenerse en la adolescencia y llegar a la edad adulta. De ahí la importancia de un diagnóstico precoz y un posterior tratamiento que evite que los afectados arrastren durante toda su vida una enfermedad que pueda llegar a excluir socialmente al individuo.
Se cree que el 5% de los niños en edad escolar, es decir, uno de cada 20 niños en una escuela, tiene TDAH. Más de la mitad de estos escolares fracasarán en sus estudios.
"No saben seguir las normas del grupo", reconoce Mar Martínez-Lacaci, madre de un niño con TDAH. "Los amigos acaban rechazando a estos niños y terminan aislados. Mi hijo, Diego, cuando tiene el impulso de hacer algo, lo hace sin pensar en las consecuencias, aunque sepa que eso está mal".
Si un niño con TDAH no está diagnosticado puede llegar a convertirse en un adolescente y en un adulto con problemas. "Se multiplican los riesgos de consumo de drogas", relata el jefe de psiquiatría del Hospital Infantil Leonor de Madrid, el doctor Javier Quintero. "Se multplican los riesgos de tener accidentes de tráfico. Se multiplican los riesgos de fracasar en el colegio".
En torno al 30% de la población sujeta a medidas judiciales en el ámbito de la justicia penal juvenil o en el derecho penal del adulto, padecen TDAH y algún otro trastorno, abuso de sustancia u otra patología. Un dato que demuestra que estos niños pueden convertirse en adultos conflictivos.