Existen, en Castilla y León son algo más de 300 los colegiados, y aunque su actividad parece invisible, los terapeutas ocupacionales consiguen devolver la normalidad a la vida de muchas personas. "Que puedan desde ducharse, hasta lavarse los dientes, afeitarse", nos explica Luis Cuéllar, terapeuta ocupacional en el Centro de Rehabilitación Psicosocial de SACYL que gestiona la red Benito Menni de las Hermanas Hospitalarias.
Se dedican a que personas con enfermedad mental, movilidad reducida, u otro tipo de enfermedades como autismo, alzheimer, daño cerebral, etc. puedan ser independientes y capaces para llevar a cabo actividades de la vida cotidiana: lavarse los dientes, hacer la cama, cocinar. Un terapia que amplían a la familia, muchas veces sobreprotectora con el paciente.
No es una tarea fácil. Para prepararse está la formación. Actualmente, con el Plan Bolonia, se cursa el grado en terapia ocupacional. Son cuatro años. Pero el hecho de que exista un título no evita el intrusismo.
Es la principal reivindicación de los terapeutas ocupacionales. El intrusismo en su profesión se da, sobre todo, en las residencias de mayores, algo que constituye un fraude para los pacientes y sus familiares.
En Castilla y León para poder ejercer como terapeuta ocupacional es necesario estar colegiado. El Colegio Oficial de Terapeutas Ocupacionales existe desde el año 2011. Ahora el Congreso está tramitando la creación del Consejo de Colegios Oficiales. Un organismo que abarque a todos los colegios de terapeutas de las comunidades autónomas, aunque hay algunas regiones que aún no lo tienen.
El Consejo de Colegios Oficiales permitirá una interlocución directa con el ministerio de Sanidad para que éste conozca cuáles son las necesidades de los terapeutas ocupacionales y de las personas a las que tratan.