Los productos desinfectantes y los geles hidroalcoholicos se han convertido en imprescindibles en nuestro día a día. Pero esta nueva limpieza perjudica y mucho a las personas con sensibilidad química.
Cristina lleva once años sufriendo sensibilidad química, todo empezó por un accidente laboral. Con el coronavirus los precios de las mascarillas se han disparado y para ella salir a la calle se ha convertido en una carrera de obstáculos.
Nos cuenta que se enfrentan a a diario a barreras infranqueables. Barreras con nombre propio: la incomprensión social y el aislamiento.