La artrosis de rodilla es una de las patologías más dolorosas, que más actividades cotidianas impide realizar, y una de las causas más frecuentes de baja laboral. En nuestro país afecta a cerca de dos millones de personas. El 29% de la población española de más de 60 años tiene artrosis sintomática (con dolor) de rodilla
En muchas ocasiones, el tratamiento al que se someten estos pacientes, en la mayoría de los casos a base de antiinflamatorios, no produce ningún resultado positivo. Pero ahora hay una alternativa.
Así lo ha demostrado un ensayo clínico llevado a cabo por la Unidad de Terapia Celular del IBGM (Instituto de Biología y Genética Molecular) de la Universidad de Valladolid y la Clínica Teknon de Barcelona. Según su investigación, las células mesenquimales (las que se extraen de la médula ósea) del propio paciente sirven como alternativa terapéutica para la artrosis de rodilla.
"Hemos visto", según explica Ana Sánchez, Directora de la Unidad de Terapia Celular del IBGM, "que las células más perjudicadas del cartílago, las más delgadas, las más aplanadas, han mejorado mucho y se han convertido en zonas casi normales".
Doce pacientes han formado parte de este ensayo. La eficacia media del tratamiento fue del 65-78%. Después de extraer células de la médula ósea de los propios pacientes, en las salas blancas del IBGM se encargaron de que éstas se multiplicaran, durante tres semanas, hasta llegar a dosis de 40 millones de células.
Cada una de esas dosis se envió después a la clínica Teknon de Barcelona, donde un traumatólogo y un reumatólogo se encargaron de inyectárselas a los pacientes. Las escalas de dolor, de impotencia funcional y las resonancias magnéticas nucleares, han permitido comprobar a los investigadores la evolución de los cartílagos.
Resultados que se han publicado en una revista científica de Estados Unidos, Transplantation, órgano de comunicación de la Sociedad de Trasplantes Norteamericana. Una difusión que podría permitir a los investigadores de este ensayo conseguir más dinero gracias a inversores privados para seguir investigando.
Porque hasta que los afectados por artrosis de rodilla puedan ver este tratamiento en la calle podrían pasar hasta 20 años. "Nos falta mucho", reconoce Ana Sánchez, "porque tenemos que hacer ensayos más grandes y estos son más caros".
El siguiente paso será utilizar células de banco, es decir, de un donante universal. Y demostrar que éstas también pueden tener el mismo efecto en este tipo de pacientes.