Solo 33 de los 81 detenidos el año pasado por yihadismo han terminado en prisión preventiva. Según un informe de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP), la mayoría de ellos no tenían relación directa con organizaciones terroristas, sino que cometieron delitos de enaltecimiento o adoctrinamiento. Son presos que necesitan una supervisión especial y que pueden estar en los centros penitenciarios de Castilla y León.
“Son centros que sin ningún problema pueden albergar este tipo de internos. Tienen departamentos de régimen cerrado, tienen departamentos de primeros grados de segundo grado”, cuenta Joaquín Leiva, portavoz de ACAIP
Por ejemplo, uno de los terroristas del 11-M, El Ganoui, cumple condena en Mansilla de las Mulas, en León. Su perfil es diferente al de los yihadistas actuales. No hay estadísticas oficiales porque el riesgo de captación obliga a que tengan movilidad entre centros. "Hay que separar a estos individuos para evitar, por un lado, que el captador siga captando y que el que es propenso a ser captado para que esa captación no se produzca", relata Leiva.
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