Es difícil ver a un pollo volando, mucho más si es de goma. Más inimaginable todavía resulta si el pollo es de goma y encima vuela en el espacio. La NASA acaba de validar el viaje de uno de estos juguetes que unos adolescentes de California lanzaron hasta la estratosfera y además lo hicieron en plena tormenta solar.
En mayo del año pasado dos estudiantes mandaron la primera cerveza en solitario al espacio. Alcanzó los 27 kilómetros de altitud. En enero, dos jóvenes canadienses superaron esa altura con un muñeco de Lego. Con el pollo de goma, la carrera aeroespacial casera marcó otro hito, que ahora publica la revista Science.
No lo han logrado reputados ingenieros con tecnología sofisticada ni es un ambicioso proyecto estatal. Se trata de un trabajo de astrobiología que han hecho unos adolescentes californianos de 16 años con un equipo artesanal.
Con un globo de helio consiguieron que un pollo de goma llamado Camila emulara a Yuri Gagarin o John Glenn. Lo hizo con una escafandra a medida y un uniforme de lana, pues a esa altura hace frío. Camila consiguió subir más de 36 kilómetros, es decir, atravesó la troposfera y se adentró en casi la mitad de la estratosfera. Más que en el viaje, la gesta está en las condiciones. Voló mientras se producía una fuerte tormenta solar, expuesto a sus protones y aún así regresó indemne.
Los responsables del proyecto no se conforman con la travesía del pollo. Dentro de unos meses piensan enviar microbios para ver si sobreviven.