Desde hace días, sino semanas, anuncios, mensajes, correos, nos advierten de que este viernes es el Black Friday. Hasta hace unos años pocos sabíamos de este viernes negro que es nefasto para el planeta. Hoy se ha colado ya como fecha de consumo de cara a la Navidad. Y en ese consumo, a veces impulsivo está uno de los peores efectos que este día tiene para el planeta. Y para reflejarlo, un dato. Cambiamos de teléfono móvil, de media, cada 14 meses. Es un teléfono al año, muchas veces incluso antes de que dejen de funcionar. Cambiamos tanto de móvil que se nos acumulan. 

"Queremos estar a la última pero no somos conscientes de lo que eso genera", asegura Antonio Peláez, director de Marketing de Omawa, una consultora medioambiental de base tecnológica asentada en Palencia. 

Nuestra decisión tiene un impacto no sólo en nuestros bolsillos, sino también en el medioambiente porque a lo largo de su vida útil contamina lo mismo que un trayecto de más de 300 kilómetros en coche. Y el 80 por ciento de esas emisiones solo son durante su fabricación. Además nos cuesta deshacernos de ellos y acaban así, cogiendo polvo en un cajón

Pero nacen iniciativas para que se eviten residuos. Cada vez hay más puntos de recogida para que reciclemos nuestros dispositivos.