Castilla y León continúa sin receta electrónica. Es la única comunidad autónoma que no tiene implantado este sistema que beneficia a los pacientes, a los médicos, a los farmacéuticos y a la administración.
La receta electrónica evita que los enfermos crónicos tengan que ir a su médico de familia cada vez que terminan los envases de sus medicamentos y permite que los facultativos dispongan de más tiempo para atender al resto de pacientes.
El farmacéutico dispone de toda la información de su cliente. Qué enfermedad tiene diagnosticada, el proceso clínico y el tratamiento que sigue. Un procedimiento cómodo para todos que está lejos de ser una realidad en Castilla y León.
En octubre debería haberse puesto en marcha un proyecto piloto en tres localidades de la provincia de Valladolid. Ese proyecto, que permitirá ver las necesidades y las deficiencias del sistema, se ha retrasado hasta mediados de este mes de enero. Lo que significa que ya no será posible la implantación de la receta electrónica este primer trimestre tal y como se había prometido desde la consejería de Sanidad.
Desde la Sociedad de Medicina de Familia y Comunitaria de Castilla y León creen incluso que ni siquiera este año será posible. Daniel Araúzo, representante de Socalemfyc, y uno de los médicos que se encargará de la formación de sus compañeros cuando llegue la receta electrónica, opina que primero habrá que solucionar los problemas que les está dando el sistema informático con el que trabajan, el MEDORA.
Araúzo asegura que médicos y enfermeras están dispuestos a participar activamente en la implantación de la receta electrónica pero que aún queda mucho trabajo por hacer.