Muchos de los mayores de la villa segoviana de Cuéllar han vivido la evolución de las fiestas y añoran sus tiempos mozos.
Han cambiado mucho y cada vez hay más gente. Una evolución positiva para los que la han vivido. Por ejemplo, cada vez se animan más jinetes a participar en los encierros. Pero no sólo es el encierro la tradición. La jota también sigue viva.