A pesar de que durante años hemos creído que lo mejor para combatir la gripe era el antibiótico, estábamos equivocados. Los antibióticos sirven para curar infecciones causadas por bacterias y no infecciones causadas por virus, como en este caso la gripe.
Utilizar de manera incorrecta este tipo de medicamento provoca que las bacterias se hagan resistentes a los antibióticos, aprenden a identificarlos. Eso quiere decir que, cuando realmente sea necesario consumir un antibiótico, su eficacia será nula.
Además es importante acabar el tratamiento. Muchos pacientes lo abandonan cuando comienzan a sentirse mejor. Hay que seguir las indicaciones del médico. Si sobra parte del envase es necesario desecharlo en los puntos SIGRE de las farmacias para evitar contaminar el medio ambiente, que entre en la cadena ecológica y que aparezcan bacterias resistentes.
Actualmente es casi imposible encontrar una farmacia que venda un antibiótico sin receta. Sólo un 2% de las farmacias españolas dispensan estos medicamentos sin prescripción médica. Hacerlo conlleva una multa para el farmacéutico de entre 6.000 y 600.000 euros.