Los trabajos de catalogación y digitalización del archivo de la catedral de Burgos han permitido reconstruir la vida cotidiana de la ciudad en el siglo XVII, una etapa muy convulsa con serias dificultades por las pestes del siglo XVI y varias plagas que provocaron mucha mortandad y pobreza.
Las actas capitulares del archivo catedralicio censan en el Burgos de 1631, que entonces contaba con unos 8.000 habitantes, un total de 2.300 pobres, un centenar de los denominados "pobres vergonzantes", cuatrocientos mendigos, mil niños, cincuenta enfermos, doscientos trabajadores, cien oficiales y trescientas mujeres, todos ellos "sumidos en la indigencia".
este viernes se ha presentado en la propia catedral el trabajo de catalogación que se ha realizado con las actas del siglo XVII, que sigue completando una tarea iniciada en 1994 gracias al apoyo económico de Cajacírculo, que ya ha invertido en estos trabajos más de un millón de euros.
Hasta ahora se han censado 126.853 documentos, que confirman a este depósito documental como "uno de los más ricos de las catedrales españolas", según ha afirmado el presidente del cabildo, Matías Vicario.
Los trabajos de catalogación han permitido clasificar ya los volúmenes, los libros no impresos y las actas hasta el siglo XVII, aunque el mismo equipo, formado por tres expertas, trabaja ya en las actas del siglo XVIII.
El documento original más antiguo que recoge el archivo es de 972, aunque hay copias de documentos del siglo XIV.
En las actas del siglo XVII se han registrado 11.784 nuevos documentos, aunque son muchos menos que en el siglo XVI, del que se registraron 21.675 registros y del XV, del que hay 14.613.
De los documentos del siglo XVII se desprende que la mortalidad de niños era muy alta, porque morían por miseria y abandono, hasta el punto de que el Cabildo puso en marcha la obra pía de "Niños expósitos" para recoger a los niños y que mujeres de la ciudad les cuidasen y amamantasen a cambio de un salario.
La demanda de limosna era muy elevada, tanto de los vecinos como de peregrinos del Camino de Santiago, a lo que se sumaba la demanda de dinero que realizaban los reyes.
De hecho, la Iglesia protestó porque se les pedían muchas aportaciones para los gastos de guerra, mientras en la corona se malgastaba el dinero en fiestas fastuosas y la construcción del palacio de Buen Retiro.
Hubo también a lo largo del siglo una devaluación de la moneda y se tuvo que hacer frente al arreglo de la catedral tras un "nublado y torbellino" que se registró en 1642.
En el aspecto político, destaca el traslado de la Chancillería de Valladolid a Burgos en 1604, que obligó a buscar aposentos para todos los ministros en la ciudad y continuó la pretensión de Santander de separarse del Obispado de Burgos, aunque no se realizó hasta 1764.