Desde el centro regional de Hemoterapia y Hemodonación se distribuye toda la sangre donada a lo largo y ancho de Castilla y León. Antes de enviarla a los hospitales hay que fraccionarla. Cada día entre los puntos fijos y móviles hay que alcanzar una cifra que es clave, las 450 donaciones. Una cantidad necesaria para cubrir las necesidades de sangre de los hospitales de la comunidad.

Las donaciones que se hacen a lo largo y ancho de Castilla y León llegan al centro de Hemoterapia y Hemodonación. El primer paso es centrifugarla. "Con una centrifugación fuerte separamos lo que más pesa en la parte de abajo y lo que menos pesa en la parte de arriba. Es decir, los hematíes que más pesan en la parte inferior y el plasma, que es el líquido, en la parte superior y en el medio quedaría una pequeña franja donde están las plaquetas", asegura Marta Yañez, responsable de la distribución de los componentes sanguíneos en el Centro de Hemoterapia y Hemodonación de Castilla y León.

Luego, las bolsas se colocan en los fraccionadores automáticos, donde se separan los componentes. Es un paso esencial porque cada paciente tiene unas necesidades distintas. Yañez lo explica a través de un ejemplo, "el que tiene anemia, que tiene bajo los hematíes, le ponemos hematíes. El que tiene las plaquetas bajas y tiene una intervención o está sangrando, le ponemos las plaquetas".

Después, una pequeña muestra de cada donación se analiza en el laboratorio. "Una vez que han salido ya todos los resultados se validan y entonces ya podemos etiquetar la sangre", cuenta la responsable de la distribución de los componentes sanguíneos en el Centro de Hemoterapia y Hemodonación de Castilla y León. Y ese es el último paso. La sangre ya está lista para ser distribuida por los hospitales de Castilla y León en función de su demanda.

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