El balance de víctimas del terremoto de nueve grados en la escala de Richter que el pasado viernes sacudió el noreste de Japón ha ascendido a 3.676 muertos, que se reparten en doce prefecturas, y 7.558 desaparecidos, a los que se intenta localizar en otras seis, según ha informado este miércoles la Agencia Nacional de Policía.
Las autoridades esperan que estas cifras continúen subiendo, ya que en las últimas horas se han encontrado varios cuerpos en puntos de la costa nororiental, azotada por el tsunami que siguió al seísmo, según recoge la agencia de noticias Kiodo.
El elevado número de fallecidos ha complicado la identificación de los cuerpos, por lo que las academias policiales han comenzado a instruir a los agentes locales para que se ocupen de estas tareas, mientras que grupos de voluntarios han asumido la labor de informar a las familias.
Por su parte, las autoridades de inmigración han decidido enviar a los gobiernos locales toda la información disponible -incluidas las huellas dactilares- sobre los extranjeros residentes en Japón, para facilitar su identificación.
Entretanto, unas 530.000 personas se agolpan en los campamentos provisionales, la mayoría de ellas en las prefecturas de Miyagi, Iwate y Fukushima (noreste), las más afectadas por el terremoto. Sus dirigentes han adelantado las gestiones para construir 32.800 viviendas temporales.
Unos 80.000 efectivos -entre militares y policías- atienden la tragedia mediante la búsqueda de supervivientes, el traslado a los hospitales de los heridos y la retirada de escombros, entre otras cuestiones. El combustible comienza a escasear, por lo que se ha priorizado el suministro a los vehículos de emergencia.
Estado de los reactores en Fukushima-1
Este miércoles el reactor número cuatro se ha vuelto a incendiar, después de que ya lo hiciera este martes tras una explosión de hidrógeno, provocada por un incremento excesivo de la presión. No obstante, parece que el fuego ya está controlado, ya que las llamas dejaron de ser visibles a los 30 minutos de ser detectadas.
La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) estudia la posibilidad de lanzar ácido bórico y agua desde helicópteros a la cubierta del reactor para evitar un "recrudecimiento" de la situación, algo que podría resultar muy arriesgado, debido a las dificultades técnicas, según ha explicado el jefe del Gabiente nipón, Yukio Edano, en una comparecencia de prensa.
En cuanto al resto de los reactores, las barras de combustible del uno y el dos están dañadas al 70 y 30%, respectivamente, mientras que las vasijas del uno y el tres también están afectadas. Así, se teme una fusión parcial del núcleo de los reactores, lo que supondría la emisión de nuevas partículas radiactivas a la atmósfera. .
En este contexto, TEPCO, encargada de la gestión de la planta, ha decidido evacuar a la mayoría de los trabajadores. Actualmente solo 70 de los 800 habituales continúan en las instalaciones para atender la emergencia nuclear.