Jesús Manuel salía del colegio y su destino estaba claro: el primer rebaño de ovejas que se encontraba, ahí pasaba la tarde. Hijo y nieto de pastores, se inició en el oficio en el año 1997. Inicialmente, consiguió comprar, mediante un crédito, 90 ovejas. Con esfuerzo y dedicación, hoy presume de tener un rebaño de 1.000 ovejas.
Sus días comienzan a las 5:30 de la mañana y terminan cuando el sol se ha escondido. Se considera pastor “de manual” y afirma que con sus ovejas es donde más feliz se encuentra. A pesar de que en el campo no le da tiempo a aburrirse le suele acompañar una radio. Gracias a ella se entera de todo lo que ocurre en el mundo. Además, cuenta con la compañía de Apache, un perro que hace la labor de pastorear a la perfección.
Jesús tiene 48 años y deja claro que seguirá pastoreando hasta que “su cuerpo se lo permita”. Con mucha pena nos dice que tiene claro que este oficio está condenado a desaparecer y que eso ocurrirá cuando los pastores de su generación vayan jubilándose porque ya no hay “cultura pastoril”.