En Castilla y León este curso hay 13 escuelas rurales que se mantienen abiertas con 3 alumnos. Pero el próximo año cinco de ellas están en peligro si no llegan nuevas familias con hijos que estudien allí. El cierre de la escuela solo es un reflejo del envejecimiento de nuestros pueblos.

En la pequeña escuela rural de Muñomer del Peco, en Ávila, sus ventanas abiertas son el altavoz de la vida. Sin embargo, ese regocijo se apagará dentro de tres meses. Mercedes Benavente es la maestra de este centro y anuncia: "En junio se cierra porque los dos alumnos de sexto se van al instituto y la niña de 3 años no se va a quedar sola".

La plaza del pueblo de esta localidad de poco más de cien habitantes se convierte en el patio de recreo. Lejos queda la época de la escuela repleta con 30 niños. Los que terminan ahora Primaria han crecido con la maestra, que lleva diez años aquí. Por eso le duele que se cierren las puertas para siempre. "Me da pena que se cierre. Llevo con ellos desde que tenían tres años", reconoce Mercedes Benavente.

En Vega de Infanzones, León, buscan compañeros para las dos alumnas que quedan el próximo curso. Su alcalde, Carmelo Aller, asegura haber hablado con las familias de los niños que se marchan a otros pueblos para ver si convience a alguna para que los niños se queden. La matrícula está en marcha y la escuela ya tiene peticiones. El jefe de estudios del CRA 'Cerecedo', Juan Alonso, asegura que, en principio, una familia con cinco hijos matricularía a tres de ellos en el colegio el próximo curso y de esta forma, la escuela de Vega estará a salvo.