El debate sobre el impuesto para ricos que quiere implantar el Gobierno nos ha hecho mirar fuera de nuestras fronteras. Sí hay una tasa especial, por ejemplo, en Francia, pero en los países que hemos analizado, lo que hemos visto son tipos impositivos máximos para gravar las rentas más altas.
Nuestro vecinos franceses tienen lo que se denomina “Impuesto de Solidaridad sobre la Fortuna”. Lo instauró el presidente Miterrand y desde entonces se aplica a quienes cuenten con un patrimonio superior a los 790 mil euros. Es adicional a la declaración de la renta, y varía entre el 0,55 y el 1,80%. Pero en el país galo, nadie paga en impuestos más del 50% de lo que gana al año, gracias al límite impuesto por Ley.
Nos vamos hasta Italia. Allí, no hay impuesto especial para ricos. El Estado grava las rentas de forma proporcional. Y así, los que superan los 75 mil euros al año, contribuyen con el 43%. Eso, si no se llevan su dinero a paraísos fiscales cercanos, que suele ser muy común en el país italiano.
En Alemania, los ricos son los que ganan más de 250 mil euros. Y para ellos el tipo impositivo es del 45%, es decir, un 3% más que el tope, que está fijado en el 42%. Y tienen que estar contentos porque en la década de los 90 el máximo estaba en el 53%.
Tampoco en Estados Unidos existe un impuesto sobre las grandes fortunas. En la declaración anual, éstas son sometidas a un tipo del 35% aunque Washington se plantea subirlo y recuperar el impuesto de sucesiones, que eliminó Bush, para quienes dispongan de un patrimonio superior al millón de dólares.
Viajamos ahora hasta Rusia. En el país soviético, ricos o pobres, todos deben pagar lo mismo. Sólo hay un impuesto único que grava el 13% de lo que tienen.