El sector agrícola tiene por delante un reto enorme. Tiene que conseguir alimentar a una población cada vez mayor, sin que el número de tierras de cultivo pueda aumentar. A eso se une que el clima está en constante cambio y todos los estudios apuntan a que, debido a esta variable, los rendimientos a nivel mundial, si nada cambia, descenderán entre un 3 y un 12%.

En medio de este escenario, la única herramienta útil que podría utilizar la agricultura se apoya en la ciencia. Por ese motivo cobra mucha importancia la decisión que desde Europa se tomó hace unos días.

Fue el miércoles 7 de febrero. Esa fecha quedará marcada en rojo para el sector de la investigación en Europa. Tras más de diez años presentando propuestas por parte de agricultores, empresas de semillas e investigadores en las que se demostraba su eficacia, por fin el Parlamento Europeo aprobó la propuesta de la Comisión Europa sobre la regulación de las nuevas técnicas genómicas en plantas entre las que se incluye la edición genética con las herramientas CRISPER.

Esta aprobación por parte del Parlamento Europeo es solo el primer paso. A continuación, la propuesta de modificación de la regulación de las plantas obtenidas por estas nuevas técnicas genómicas se debatirá en el Consejo Europeo, donde están todos los estados miembros representados.

Lo más previsible es que soliciten cambios y que se formulen enmiendas. Estas enmiendas serán discutidas entre el Parlamento Europeo, el Consejo, y la Comisión Europea.

Con esta idea sobrevolando en el aire, lo cierto es que lo ocurrido hace unos días en el Parlamento Europeo deja entre ver que en un periodo de tiempo no muy lejano el sector podrá beneficiarse de todo lo que supone esta modificación legislativa.