Las dos superpotencias del orbe en tiempos de la Guerra Fría han cerrado con un intercambio un episodio que ha recordado la época de Richard Nixon, Gerald Ford y Leonid Brezhnev. Lo han hecho en terreno neutral, en el aeropuerto internacional de Viena, a donde han llegado los diez presuntos agentes rusos detenidos en Estados Unidos y desde donde parten hacia Moscú.
Por su parte, el presidente Dimitri Medvedev ha firmado la deportación de cuatro personas encarceladas en Rusia por trabajar como informantes para varias portencias occidentales, fundamentelamente Estados Unidos y el Reino Unido. Entre ellos figura Igor Sutyagin, un experto nuclear ruso que llevaba cuatro años en la prisión por desvelar secretos de Estado.
Todos se declaran culpables
Todo comenzó el 28 de junio. Ese día las autoridades norteamericanas detuvieron a diez presuntos agentes en nómina de Moscú rescatando los fantasmas del pasado. El Kremlin negó la mayor entonces, pero los arrestados han acabado reconociendo su culpabilidad ante un tribunal de Nueva York, lo que ha hecho maniobrar al gobierno de Medvedev y acceder al trueque de agentes.
Con este canje Medvedev y Obama pretenden no estropear la buena relación entre ambos escenificada en Praga en la firma reciente del nuevo Tratado Start de reducción de arsenales atómicos.