Apenas quedan ya focos de resistencia de los camisas rojas en Bangkok. El último, un templo budista cercano al distrito financiero, ha sido desalojado de madrugada con algunos disparos al aire. Más de mil manifestantes que se refugiaban en él se han rendido a la policía.
Acaba así uno de los últimos reductos de los camisas rojas en la capital tailandesa, donde aún apagan las llamas en más de treinta edificios incendiados en las últimas horas de revuelta. El riesgo ahora lo representan las bandas de saqueadores que pueden aprovechar la confusión de la situación, amén de nuevos focos de protestas en otras partes de Tailandia.
En su afán por contener la violencia, el Gobierno de Abhisit Vejjajiva ha ampliado el toque de queda nocturano hasta este domingo. Las restricciones afectan a 23 de las 76 provincias del país, fundamentalmente en el Norte. Allí se han recrudecido los enfrentamientos entre los camisas rojas y las fuerzas de seguridad, especialmente en Chiang Mai, la tercera ciudad más grande de Tailandia.
Dos meses de revueltas
Los camisas rojas inicaron sus protestas a mediados de marzo acantonándose en el centro de Bangkok. Pedían la dimisión del primer ministro Vejjajiva y la celebración de elecciones, ya que sostenían que había llegado al poder en los comicios de 2006 de forma fraudulenta y con el apoyo tácito de los militares.
Hace dos semanas, Vejjajiva les ofreció un plan de reconciliación nacional, aunque los manifestantes no aceptaron todos sus puntos. El jueves pasado se iniciaron seis días de violentos disturbios y enfrentamientos con la policía en la capital tailandesa que terminaron este miércoles, con la rendición de los líderes de los camisas rojas, aunque aún se mantienen algunos focos disidentes.
En apenas dos meses de protestas, más de 70 personas han muerto y cerca de 2.000 han resultado heridas.