El Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM), centro mixto de la UVa y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), estudia un medicamento con células madre para pacientes graves ingresados por coronavirus en la UCI. La investigadora de este centro, Margarita González-Vallinas, es la coordinadora del proyecto que se realiza en Valladolid. "Las células madre tienen poder regenerativo y también potencial de regular las defensas que tiene el organismo", nos explica.
Esa capacidad convierte a estas células en un paraguas para amortiguar la tormenta de citoquinas que provoca el COVID-19 en los peores casos. "Lo que ocurre es una exageración de activación del sistema inmune. Las células madre lo modulan. Ya vimos esa modulación en otras enfermedades que también están relacionadas con el sistema inmune, como el lupus, por ejemplo", destaca la investigadora.
Citospin, una spin off de la Universidad de Valladolid, ya trabajaba en estos tratamientos con células madre mesenquimales antes de la pandemia. En marzo vieron una posibilidad nueva de aplicación después de que en China trataran a varios pacientes de esta manera y constataran una mejoría. Pero faltaba el ensayo clínico para que la Agencia Española del Medicamento autorizara su comercialización y este equipo se puso a trabajar a contrarreloj.
En mayo comenzaron a tratar al primer paciente en la UCI del Hospital Río Hortega. La médico internista Julia Barbado es la investigadora principal y quien se encarga del ensayo clínico: "Tienen que estar intubados y no llevar más allá de 48 horas en la intubación". El primero ha concluído con éxito. Participaron 24 pacientes, la mitad de ellos recibieron placebo: "Había que ver es si era seguro para el paciente, si lo toleraba en condiciones y salió bien", concreta la doctora.
Esta investigación, firmada por mujeres, servirá también cuando acabe la crisis sanitaria. La ciencia se ha hecho más necesaria que nunca y este avance puede tener más recorrido. Julia Barbado señala que "es una vía abierta no solo para el coronavirus, sino también para otras enfermedades infecciosas que provocan neumonías graves". Ahora quedan ocho meses para comprobar si esta terapia celular puede ser el medicamento clave para los casos de COVID-19 más complicados.