El pasado viernes dos mellizas de 12 años perdieron la vida en Oviedo, supuestamente se habrían suicidado. Es el último caso conocido de suicidio infantil. En la última década, el número de suicidios infantojuveniles ha aumentado de manera alarmante. La Fundación ANAR atendió en 2022 más de 4.500 casos.
Los cambios en el carácter, notas con mensajes suicidas o intentos autolíticos son algunos de los indicios que nos advierten de que un menor quiere terminar con su vida. Es importante abordar el problema directamente y no tener miedo. Preguntar qué quieren decir con estos mensajes tan destructivos
El acceso sin control a las redes sociales incita a la imitación. Javier Urra, exdefensor del menor, asegura que "el efecto imitación en los niños, ya sea en televisión o en la red es problemático y tenemos que estudiarlo en profundidad", mientras que Benjamín Ballesteros, portavoz de la Fundación ANAR insiste en que el suicidio no es la solución "no se dan cuenta de que no solamente no resolverían el problema, sino que dejarían otros problemas muy graves y muy importantes en esas personas a las que quieren".
Detrás de esta realidad hay múltiples factores que preocupan a los profesionales. Javier Urra muestra su preocupación: "qué nos está pasando para que los niños no acepten la frustración, para que le pidan a la vida más de lo que la vida puede dar, para que tengan tantos pensamientos autolíticos".
La comunicación y dar el paso hacia la ayuda psicológica es importante: "hay que validar sus emociones, hay que escucharla, hay que comunicarse. Creo que tenemos y sabemos cuáles son las vacunas, pero hay que distribuirlas porque empieza a ser una pandemia el sufrimiento de los niños porque esto es solo un síntoma".
El suicidio es ya la principal causa de muerte en España entre los 15 y los 29 años.
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