Cuando el ecritor vallisoletano Miguel Delibes escribió su obra El Hereje, no sabía la importancia que iba a cobrar la ruta que recorre en la historia el protagonista de la novela, Cipriano Salcedo. Fue tal el culto que se hizo a esta obra maestra de la literatura española del siglo XX, que el Ayuntamiento trazó una ruta turística para que los visitantes pudieran conocer los mismos lugares en los que se desarrolló la historia de Salcedo.
Recorrido turístico
El recorrido comienza en la plaza de San Pablo, para morir en el Campo Grande, donde antiguamente estaban las puertas de la ciudad. Un total de once estaciones trazan la ruta y diversos hitos hacen referencia a algún fragmento de El Hereje, acompañado del grabado de un personaje del relato.
La casa de los Salcedo es el primer alto, al que sigue el de La Corte y la Iglesia, en el magnífico entorno de la plaza de San Pablo, donde destaca el conjunto de la iglesia, el Museo Nacional de Escultura y el Palacio de Pimentel.
A escasos metros, el turista conocerá el mundo de los letrados, en la plaza de Santa Brígida. Aquí se encuentra el convento de Santa Brígida que da nombre a la plaza y en la esquina, entre ésta y la calle de San Diego, lo que fuera el Palacio del Licenciado Francisco de Butrón, abogado de la Real Audiencia y Chancillería. El palacio se convierte en la excusa para explicar la forma de administrar justicia en la época.
La nobleza y la aspiración nobiliaria marca el siguiente hito en la plaza de Fabio Nelli, donde hoy está el Museo Provincial de Valladolid. En torno a la plaza de Palacios se ubicaron las principales mansiones y casas palaciegas de Valladolid. Hoy todavía se mantienen en pie, además del citado palacio, el de los Valverde.
En la plaza de la Trinidad, presidida por la iglesia que lleva su nombre y por la Biblioteca Municipal, se hace la siguiente parada conocida como el almacén de la Judería y el Hospital de Expósitos. Narra la novela que aquí la familia de los Salcedo tuvo un almacén de lanas, muy cerca del antiguo palacio del Conde de Benavente, que más tarde sería orfanato.
El convento de Santa Catalina, encabezando a los implicados en la Reforma, dista unos 30 metros. Las religiosas también cobran vida en la narración que explica cuál era su función en la época.
El entierro de Leonor de Vivero y la Casa de Alonso Berruguete marcan las siguientes paradas. La primera, en lo que se conoce como la Capilla de Fuensaldaña, en las traseras del convento de San Benito y en las inmediaciones de la iglesia de San Agustín y el Museo de Arte Contemporáneo. La segunda, junto a la iglesia de San Benito, es una excusa para visitar la iglesia y de paso conocer que el destacado escultor fue el encargado de realizar la 'tabla de bulto' de nuestro protagonista.
La Taberna de Garabito, entre la plaza de Fuente Dorada y la calle Cánovas del Castillo, fue lugar concurrido por Cipriano quien ya probó los excelentes vinos de Rueda. Aquí también aparece la casa de Orates y el cruce con la comitiva real.
La Plaza Mayor, punto neurálgico de la vida de la ciudad, sería el escenario de la celebración del Auto de Fe en el que se condenaría a Cipriano. Desde aquí nos dirigimos, rumbo a las puertas de la ciudad, a la calle Santiago, columna vertebral del casco histórico del Valladolid presente. Hacia la mitad, en la iglesia de Santiago, una placa recuerda que el doctor Cazalla impartió más de un sermón en su interior.
La ruta concluye en las inmediaciones de la Plaza Zorrilla, presidida por una estatua del célebre escritor, más en concreto en la Puerta del Campo, puerta de salida y entrada a la ciudad y núcleo de la mancebía que se concentraba en la actual Casa Mantilla, antiguo Hospital de la Resurrección.