La proliferación de las redes sociales hace que estemos constantemente alerta, informados al instante de cualquier cosa que pasa. 

Las redes sociales son un buen termómetro para medir qué es noticioso y qué no. Los algoritmos son un conjunto de normas de programación que usan las redes sociales para hacer que un contenido se muestre en mayor o menor medida, así como a quién o cuándo se muestra, en definitiva, optimizan el contenido para que los usuarios permanezcan más tiempo dentro de las redes sociales.

En el momento en el que sucede algo que nos llama la atención, la tendencia es comentarlo en redes sociales -y los medios de comunicación hacerse eco-. Es en ese momento en el que los algoritmos de internet lo detectan y lo posicionan como tendencia y se convierte en viral.

Hace unas semanas las tendencias principales eran la moción de censura, Ramón Tamames, gestación subrogada o incendios forestales. Temas de los que todo el mundo habla en un momento determinado y, por lo tanto, los algoritmos los posicionan en los primeros puestos de noticias.

Sin embargo, en el momento en el que pasan, los usuarios dejan de hablar de ello, el algoritmo lo penaliza, y acaban terminando en el olvido.
 

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