Son un auténtico imán para los niños y muchos adultos confiesan que también son consumidores de chucherías. Pero los expertos aconsejan que su consumo sea esporádico. Dentro de la lista interminable de ingredientes que presentan algunas de estas golosinas se encuentran las grasas y los azúcares. Abusar de ellos puede perjudicar a la salud.
Del sabor y del color de estas chuches se encargan los aditivos. Son inocuos, están aprobados por la Unión Europea después de pasar estrictos controles, aunque en algunos países nórdicos su utilización está prohibida.
La proporción de aditivos no puede superar las dosis estipuladas. Es lo que se conoce como DIA, Ingesta Diaria Admisible, que tiene que ver con el número de miligramos que se pueden introducir por cada kilogramo.
Aunque los aditivos no suponen ningún riesgo para la salud, en algunas golosinas advierten de que algunos de ellos pueden alterar la atención de los niños.