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Película: La invención de Hugo
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Título original: Hugo
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Dirección y guión: LMartin Scorsese
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Países: EEUU
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Año: 2011.
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Género: Aventura y fantástico.
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Interpretación: Asa Butterfield (Hugo Cabret), Chloë Grace Moretz (Isabelle), Ben Kingsley (Georges Méliès), Sacha Baron Cohen (inspector de estación), Jude Law (padre de Hugo), Christopher Lee (Sr. Labisse), Richard Griffiths, Ray Winstone (tío Claude), Emily Mortimer (Lisette)
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Guión: John Logan; basado en el libro homónimo de Brian Selznick
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Producción: Johnny Depp, Tim Headington, Graham King y Martin Scorsese.
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Fotografía: Robert Richardson
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Montaje: Thelma Schoonmaker
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Diseño de producción: Thelma SchoonmakeDante Ferretti.
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Vestuario: Sandy Powell
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Distribuidora: Paramount Pictures Spain
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Estreno en España: 24 febrero 2012.
SINOPSIS
En “La invención de Hugo” conoceremos a Hugo, un niño huérfano, relojero y ladrón que vive entre los muros de una ajetreada estación de trenes parisina. Nadie sabe de su existencia hasta que le descubre una excéntrica niña junto a la que vivirá una increíble aventura.
CRÍTICA
“Un elenco de esa clase es todo un lujo. Un acierto más de Scorsese, que nos ofrece un par de horas de talento, de ingenio, de belleza y maestría. Momentos privilegiados de un mago del cinematógrafo, ante quien levanto el sombrero.”
Es la historia de un huerfanito al que la vida castiga. Un chico más, víctima del destino en el París de la posguerra, de la primera, la más cruenta en suelo europeo y de la que tan poco aprendimos.
¿El marco de esta bella historia? La estación de trenes de Montparnasse, en la que Scorsese ha sabido recrear el ambiente de los años veinte con sus vapores, sus viajeros con prisas, máquinas de carbonilla y croissants que todavía humean. Reconstruir el pasado con tanto realismo que nos sentimos dentro es uno de sus aciertos.
Cada personaje está trazado con delicadeza, servido por un elenco de sueño. La fotografía de Robert Richardson roza la perfección, insolente, atrevida, romántica y con un toque de nostalgia. La composición musical de Howard Shore acompaña cada plano admirablemente, llevándonos de la mano con sus notas entre pasadizos y andenes.
La película es una oda a los pioneros del cine, franceses primero como los hermanos Lumière, basada en un episodio imaginario sólo en parte de los últimos años de la vida del genial Georges Méliès. Una estación, un Caf' Conc (café-concert) que sirve de pretexto a una historia sentimental entre mayores cuyo catalizador serán dos perros, un inspector mutilado y una florista de la que se enamora sirven de pretexto para narrar las aventuras de un huerfanito y su amiga.
Hablemos de la interpretación ahora: firts but not last, Ben Kingsley interpreta de manera magistral a un Georges Méliès lleno de humanidad, un personaje complejo, equívoco en ocasiones, intenso siempre. Sacha Baron Cohen, extraordinario, es el improbable inspector con medio cuerpo averiado hasta que el chiquito lo repara, justo cuando el amor también decide recomponer su alma. Sonrío en cuanto Sacha aparece en pantalla, recordando al estrafalario Borat en su periplo americano.
La aparición de Jude Law es notable, quizás demasiado corta. Su presencia es un legado para su hijo incluso cuando desaparece. Cristopher Lee trabaja a contra corriente, regalando libros en vez de chuparnos sangre. Todos son actores de gran carisma, que atraen la luz y nos la restituyen con creces.
Sin embargo, en la parejita de los niños encontré poca armonía. Asa Butterfield interpreta acertadamente al joven Hugo, pero su compañera Cloë Gratz Moretz (Isabelle), a mi entender, se lo come propiamente en sus escenas juntos. Ambos están naturales y ajustados, pero esa chiquilla tiene, además, una sensibilidad que impresiona. Sus miradas, movimientos y expresiones nos conquistan. A pesar de su juventud, pues recién cumplió los quince, tiene una larga carrera que empezó a los siete. Se nota. Si no se nos corrompe en marcha llegará hasta donde se le antoje
Martin Scorsese nos da una lección de cine. Sin errores, magistral, muy bella, emocionante cuando se lo propone. Le van mi respeto y mi agradecimiento.
¿La conclusión que se impone? Poco hay tan bello como soñar despierto, el poder de la imaginación que nos seduce, la sonrisa que aflora donde antes había mueca, el mensaje de esperanza que nos llega como llegó a ese huerfanito. Porque la fe lo puede todo, la fe ciega que abre ojos...
He dicho.